domingo, 3 de agosto de 2014

Relaciones personales de Alejandro Magno.

Relaciones personales de Alejandro Magno.
A lo largo de su vida, Alejandro Magno estuvo relacionado tanto con hombres como con mujeres. En cuanto a sus compañías masculinas, Alejandro permaneció siempre al lado de su fiel compañero Hefestión, hijo de un noble macedonio, Amíntor (Macedonio). Fue el mejor amigo de Alejandro, y uno de los dos hiparcos o lugartenientes de los hetairoi (siendo el otro Clito el negro), cargo que ocupó hasta su muerte, que sumió a Alejandro en una profunda tristeza. También, mantuvo una estrecha relación con su eunuco Bagoas. En lo que respecta a su relación con mujeres, Alejandro se casó al menos tres veces, primero con la princesa Roxana, hija del sátrapa Oxiartes de Bactria, luego con la princesa Barsine-Estatira, hija del rey Darío III, y después con la princesa Parysatis, hija de del rey Artajerjes III. También mantuvo varias relaciones con otras mujeres tales como la princesa Barsine, hija del sátrapa Artabazo de Frigia, o la concubina Kampaspe, su primer amor, algunas de las cuales no son confirmadas por la totalidad de las fuentes.
La naturaleza de estas relaciones hace que muchos historiadores cuestionen su sexualidad, posiblemente por no entender el entorno homoerótico de la época, calificando al general macedonio de homosexual (dado que las fuentes informan de su escaso interés por las mujeres, como veremos más adelante), bisexual o heterosexual (afirmando que sus relaciones con hombres eran sólo resultado de la amistad).

Fuente: es.wikipedia.org  
     

Biografía

Biografía de Alejandro Magno.

Alejandro III de Macedonia, más conocido        como Alejandro Magno fue el rey  de Macedonia desde 336 a. C. hasta su muerte. Hijo y sucesor de Filipo II de Macedonia y Olimpia de Epiro. Filipo lo había preparado para reinar, proporcionándole una experiencia militar y encomendando a Aristóteles su formación intelectual. Después del asesinato de Filipo en el año 336 a. C. por Pausanias, un capitán de su guardia, Alejandro tomaría las riendas de Macedonia a la edad de 20 años como resultado de una conspiración que
es atribuida generalmente a una historia amorosa de
Filipo II (padre).    
Filipo pero que se sospecha pudo ser planeada por Olimpia, madre de Alejandro, o por los persas.                                                                                                                        Tras suceder a su padre, Alejandro se encontró con que debía gobernar un país radicalmente distinto de aquel que heredó Filipo II 23 años antes, ya que Macedonia había pasado de ser un reino fronterizo pobre y desdeñado por los griegos a un territorio que tras el reinado de Filipo se consideraba como parte de la Hélade y un poderoso Estado militar de fronteras consolidadas con un ejército experimentado, que dominaba indirectamente a Grecia a través de la Liga de Corinto. En un discurso, puesto en boca de Alejandro por Arriano, se describía la transformación del pueblo macedonio en los siguientes términos:
Filipo os encontró como vagabundos y pobres, la mayoría de vosotros llevaba por vestidos pieles de ovejas, erais pastores de parvos ganados en las montañas y sólo podíais oponer escasas fuerzas para defenderos de los ilirios, los tribalios y los tracios en vuestras fronteras. Él os dio capas en lugar de pieles de oveja y os trajo desde las cimas de las montañas a las llanuras, él hizo que presentarais batalla a los bárbaros que eran vecinos vuestros, de tal modo que ahora confiáis en vuestro propio coraje y no en las fortificaciones. Él os convirtió en moradores de ciudades y os civilizó merced al don de leyes excelentes y buenas costumbres15
Alejandro Magno dedicó los primeros años de su reinado a imponer su autoridad sobre los pueblos sometidos a Macedonia, que habían aprovechado la muerte de Filipo para revelarse. Y enseguida —en el 334 a. C.— lanzó a su
ejército contra el poderoso y extenso Imperio Persa, continuando así la empresa que su padre había iniciado poco antes de morir: una guerra de venganza de los griegos —bajo el liderazgo de Macedonia— contra los persas. En su reinado de 13 años, cambió por completo la estructura política y cultural de la zona al conquistar el Imperio Aqueménida y dar inicio a una época de extraordinario intercambio cultural, en la que los griegos se expandieron por los ámbitos mediterráneo. Es el llamado Período Helenístico (323–30 a. C.) Tanto es así, que sus hazañas lo han convertido en un mito y, en algunos momentos, en casi una figura divina, posiblemente por la profunda religiosidad que manifestó a lo largo de su vida.
El conquistador macedonio falleció en circunstancias oscuras, dejando un imperio sin consolidar. El control sobre diversas regiones era débil en el mejor de los casos, y había partes del norte de Asia Menor que jamás se hallaron bajo dominio macedonio. Al morir sin nombrar claramente un heredero, le sucedió su medio hermano Filipo III  (323–17), que era deficiente, y su hijo póstumo Alejandro IV (323–9). Meros figurones, el verdadero poder estuvo en manos de sus generales, los llamados diádocos (sucesores), que iniciaron una lucha despiadada por la supremacía que conduciría al reparto del imperio de Alejandro y su fraccionamiento en una serie de reinos, entre los cuales acabarían imponiéndose el Egipto Ptolemaico, el Imperio Seléucida y la Macedonia antigónida.